LAS
TECNOLOGIAS DE LA INFORMACION Y COMUNICACIÓN Y LA RESISTENCIA AL CAMBIO EN EL
AMBITO EDUCATIVO
MsC.
Maria Alejandra Vera
Estamos en tiempos de cambio, no cabe
ninguna duda; es una cuestión de debate en cualquier foro, incluido el
educativo. Este hecho pone de manifiesto que prácticas antiguas en educación no
son muy efectivas en el siglo XXI. El sistema educativo es el primero que debe
estar con los cambios y atender las nuevas demandas de la sociedad y de los
individuos, por lo que nuestro quehacer tiene sentido en tanto que estemos
abiertos a los cambios y tendamos hacia aquellas experiencias pioneras con
resultados satisfactorios en lo que son buenas prácticas educativas.
El papel del
docente y su compromiso ante los retos que el sistema educativo enfrenta de
cara al proceso de globalización mundial y apertura tecnológica, no puede verse separado de la realidad del
contexto en que se desarrolla su profesión.
El mejoramiento
de la actividad docente y las mejoras educativas deben tener un carácter
voluntario. Por eso la invitación para
los docentes a participar, asumir las
innovaciones, ensayar nuevas estrategias de enseñanza, reflexionar sobre su propia práctica docente,
proponerse metas de desarrollo personal, si se logra que los docentes acepten
la invitación esto será un inicio para el cambio.
Díaz y Hernández (2002), refieren que
“el trabajo del docente aún se centra
en transmitir conocimientos (información), que el alumno
procesa, es un animador, es supervisor, es guía el proceso de aprendizaje, es
investigador educativo, pero en la actualidad se pretende crear un proceso de
construcción del aprendizaje, donde se destaca el papel activo del estudiante
es decir aprender a aprender” (p. 69).
Mucho se ha
hablado de las tecnologías de la información, del acelerado y vertiginoso
avance de éstas y su impacto sobre la sociedad. Para bien o para mal, la
utilidad de las tecnologías ha sido ampliamente significativa, en todos los
campos y ámbitos de actuación de la humanidad.
Sin embargo,
existe un elemento trascendental que afectara y marcara el éxito o fracaso de
la apropiación de la tecnologías, específicamente en el ámbito educativo y no es otro que “la
resistencia al cambio” aunque suene
absurdo, aun son muchas las personas que se resisten al uso de las tecnologías,
de la computadora y todos sus componentes, así como las diversas aplicaciones
que ofrece la web para facilitar los procesos de enseñanza – aprendizaje.
Conscientes de
todas las bondades que pueden ofrecer los avances tecnológicos, así como la
amplia gama de métodos y estrategias que garantizan la fluidez, rapidez,
captación, de los contenidos programáticos, así como lo versátil y creativo que
resulta la utilización de todas estas herramientas. Son muchos los declarados
analfabetas tecnológicos, con muchas justificaciones para no permitirse
adentrar en tan vasto mundo de las TIC’s.
En
este mismo orden de ideas, es necesario acotar, que no todos los cursos o
contenidos programáticos se prestan para utilizar medios audiovisuales, o
virtuales. Dependiendo de sus características se emplearan estrategias que
exijan mayor presencia por parte de los actores educativos. Pero esta claro que
en mayor o menor medida la utilización y apropiación de las tecnologías en el
ámbito educativo sin duda alguna traerá consigo mayor rendimiento, mejor
desenvolvimiento y actuación frente a los retos exigidos, la transferencia de
información se hará de manera más efectiva y organizada. Mas didáctica,
interactiva y significativa.
Las
posibilidades que estos avances ofrecen y la necesidad de este tipo de
experiencias en las actuales instituciones han promovido proyectos que buscan
la efectividad de los diseños didácticos apoyados en redes, y sobre todo, una
mayor implicación del estudiante en las actividades de grupo y en la
interacción.
Lo
fundamental aquí no es la disponibilidad tecnológica, también debe atenderse a
las características de los otros elementos del proceso didáctico y en especial
al usuario del aprendizaje. Por otra parte, implica cambios en las claves
organizativas en cuanto a combinación de los escenarios y la configuración de
servicios integrados de aprendizaje.
Estos
nuevos servicios, fundamentados en el concepto de campus electrónico, campus
virtual o campus en-línea, vendrían a integrar en un mismo sistema de
distribución de la formación los diversos escenarios. Donde se promueva
políticas que orienten al facilitador a incursionar en la innovación tecnológica
y obtener una mejor disposición en la
utilización de estas herramientas.



